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Foto del escritormateod199

El chico gris


Estoy caminando bajo una fina capa de lluvia. Vuelvo a casa despues de hacer algo que no recuerdo, en un día que realmente no me importa y la hora...


La hora es importante. Es la hora del sol, el momento donde la lluvia es dorada y el mundo adquiere un filtro que lo hace bello. Camino sonriendo porque de pronto encuentro en vivir algo que vale la pena. Estoy mojado, los autos pasan con su traqueteo horroroso y tengo la seguridad de que este sentimiento de euforia va a ser tan efímero como el momento donde el sol baja y su hermana, la luna, sube, creando el espectaculo visual que se suele llamar crepúsculo.


Las personas son seres de luz a mi alrededor y las miro curioso, entes brillantes que parecen provenir de otro mundo, de hecho, esta debe ser su realidad. Estoy parado en el velo, el borde donde las dimensiones se cruzan y los limites son difusos como la niebla matutina o el cielo sobre mi cabeza. Puedo verlos y son tan hermosos como ángeles, pero ellos ignoran al desolado forastero que los observa.


Uno de ellos empieza a voltearse y logro observar su rostro. Me sorprende entender que me esta mirando. Al instante tengo que cubrir mis ojos porque la magnitud de aquel ser los daña, pero quiero seguir mirandolo porque es hermoso y brillante, como una estrella fugaz, como un universo, entonces lo hago.


Hay algo en sus facciones que me resulta familiar, tanto que me genera un repentino dolor en el pecho. Me siento solo. La figura se acerca y roza mi mejilla con su refulgente mano, sus dedos son cálidos y sus ojos parecen fuego líquido. La lluvia me empapa el rostro y me nubla la visión, me falta el aire y tengo que parpadear varias veces para espantar el agua de mis parpados. Algo va mal. Lo siento en lo profundo de mis huesos y en la base de la nuca. Veo algo, como una grieta que se extiende por mi campo visual.


No. no, no. NO.


Se está rompiendo. Se acaba. Mis ojos se resquebrajan en mil pedazos y el mundo vuelve a ser gris.


Estoy empapado y helado. El ruido del tráfico me pone la piel de gallina y todo a mi alrededor vuelve a ser un desierto gris y monótono. Cuando logro enfocar la vista noto que alguien esta en frente mio. Tiene una mano extendida que no veo donde llega hasta que noto el calor en mi mejilla y entiendo que la persona me esta tocando. Ambos nos miramos lo que parece ser una eternidad y en realidad son segundos, preciados segundos. Luego me suelta y todo parece volverse un poquito más oscuro, más triste. Solo cuando él se da vuelta para irse y lo miro alejarse por la calle, es que me percato de que sus ojos eran dorados.

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