El fuego danza y capta mi atención. Pequeño, apenas un atisbo de vida en un recipiente muerto dentro de una sala llena de gente sin vida, como lo está mi mano que sostiene un vaso vacío.
La llama crece y crece, baila como si fuese un ser corpóreo y finito, pero pierdo la noción del tiempo y comienzo a dudar de lo que estoy viendo. ¿Es real? Porque la vela debería apagarse, como algo efímero, sin valor. En cambio crece y crece en un baile eterno y constante. Los ojos me arden por la concentración, parpadeo.
La vela se apaga y siento un sabor amargo en la garganta. Lo finito está a una ilusión de lo infinito.
Escrito en el taller de "Imágenes y palabras" con tema infinito/finito.
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