Él es chico de las joyas,
que ve la historia de cada gema,
las manos detrás de cada engarce,
el fuego que le da forma al metal.
Ama a las joyas
más que a las personas,
porque en ellas ve un brillo honesto
que la vida nunca le dio.
Ve sus verdades y mentiras
porque no se esfuerzan en ocultarlas,
porque no está en su naturaleza.
Las personas son indescifrables.
Los corazones mienten.
Las joyas son bellas,
fieles y eternas.
Pero, muy en el fondo,
el chico de las joyas sabe
que no hace más que engañarse.
Su exterior es de piel y no de plata,
Sus pensamientos son intangibles y no sólidos,
su corazón es de carne y no un zafiro.
Al final del día, era humano.
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